Exposiciones temporales
Arte floral y artes visuales
En el corazón de nuestros Jardines o en el espacio de nuestro vestíbulo de entrada, le invitamos a descubrir las obras originales de artistas locales que nos han emocionado.
Sumérjase en la riqueza de estos diferentes universos entrelazados.
2024: Philippe Jobard hace vibrar los colores y los corazones
Dos pasiones en equilibrio
De niño, el pequeño Philippe es tímido, tiene dificultades para expresarse y su madre se preocupa por eso. A los ocho años lo matriculó en una clase de pintura. Esta forma de expresión le agrada al instante…
Más tarde, sin embargo, no quiso convertirla en una pasión exclusiva: se fue a estudiar medicina a París. En el segundo año de la universidad también se presentó al concurso de Bellas Artes. Al llegar al final del proceso de selección, el jurado, convencido por su trabajo, le falla: no querer dedicarse estrictamente al arte pictórico le resulta fatal... ¡No importa! Philippe traza su propio camino, hecho de creación, pero también del amor de sus pacientes de cardiología, que lo invitan a “un nuevo viaje cada media hora”. “Veo mis dos actividades como un catamarán: hay dos cascos, y así es estable; uno equilibra al otro. » Su doble pasión le permite asumir el papel de observador, reflejo de la sociedad.
La llamada de la luz
Su infancia en Versalles, luego su internado en Estrasburgo y una temporada en Borgoña donde heredó una casa, le dejaron un regusto grisáceo que no le sentaba bien. Como cooperante enviado a Dakar, descubrió el fuego senegalés, fuente de múltiples inspiraciones. Cuando regresó a Francia, el sol del sur fue una revelación: se instaló en Montpellier, donde vivía desde 1995. Había encontrado su luz.
Color por encima de todo
El tema eterno de las pinturas de Philippe Jobard es el color; los paisajes son sólo pretextos, magníficos fondos visuales: “Lo que me divierte es intentar hacer vibrar los colores uno al lado del otro, torciéndolos o superponiéndolos. »
Philippe ennegrece sistemáticamente sus marcos para rellenar la veta del lienzo y evitar los bordes blancos. A partir de una fotografía o de su memoria, toma tiza, dibuja una partitura y a partir de ahí parten todas sus variaciones. Uno de los ejercicios que hace es limitar los colores (3 o 4 como máximo): los trabaja mezclándolos, y variándolos, empezando por los más oscuros; ¡Esta limitación forzada de los colores permite dar más unidad a un cuadro y evitar ese lado “loro” que odia!
El aceite y el cuchillo: la intensidad de una caricia
“El petróleo es un material rico, cuya textura me gusta; ¡Y el color es mucho más intenso que con el acrílico! », se entusiasma Philippe, que ha probado numerosas técnicas. Trabaja sus aceites hasta que el color brilla, para que vibre más. A veces lo deja toda la noche para reelaborar la masa al día siguiente, cuando se ha endurecido un poco y puede jugar con diferentes consistencias. Del mismo modo no duda en lijar determinadas piezas y repintar sobre ellas hasta obtener el resultado deseado.
“Trabajar con un cuchillo es muy agradable: es un poco como una caricia. Lo que importa es el ángulo del cuchillo. Puede ser muy suave si somos tangenciales a la superficie, pero también podemos rayar. En la paleta puedes mezclar los colores sin que se mezclen del todo: es un poco irregular, y luego te llevas sorpresas al extenderla... ¡y las sorpresas siempre son bonitas! »
Emular y compartir, en constante experimentación
Philippe Jobard se deja inspirar de buena gana por sus compañeros. Ama a Nicolas de Staël, otro pintor loco por el color que también se enamoró de la luz del Sur, pero también de Serge Poliakoff, de sus manchas de colores; o incluso Bernard Cathelin, artista abstracto habitado por su Drôme materno…
En una búsqueda perpetua, Philippe se niega a limitarse a una técnica o a encerrarse en un estilo. El trabajo de los demás nutre el suyo: observarlo mantiene su deseo de crear y su deseo de experimentar cosas nuevas. ¡Nada le gustaría más que pintar con ellos! Esto es también lo que hace con su amigo pintor y arquitecto Christophe Marmey, aficionado a las superposiciones de colores y texturas. Porque según él, el arte no debe aislar, sino unir.
No se aferra a sus obras. Sobre todo quiere compartirlos: “Los cuadros son como niños: cuando se van, ya está, el trabajo está hecho. ¡Es fantástico para ellos ir a charlar con otras personas! Un artista es verdaderamente artista cuando se enfrenta a los demás. »
Para admirar las obras de Philippe Jobard :
L’Atelier Jobard, en Montpellier y en FB :
2024: Dimikev - Esculturas de madera y metal.
Chispas, astillas, relámpagos y polvo adornan el ambiente del taller.
El material se transforma, se valora y cobra una segunda vida.
La madera se ahueca, los gestos deben ser precisos y reflexivos en una presencia que solicita confianza.
Un descubrimiento peligroso que da a la madera un nuevo cuerpo.
El metal se forma y ensambla en el espacio con gran libertad.
Todos estos tesoros olvidados, objetos antiguos, máquinas, herramientas, se reciclan para generar nuevas ideas.
De las silenciosas gubias y los mazos pasó a la motosierra y la amoladora que lo transportan a una meditación chillona, de la que puede fluir instantáneamente la inspiración que fluye a través de él.
Un caos que lleva al silencio que marca el nacimiento de una nueva obra.
Animal, vegetal, orgánico, cósmico, fantástico, imaginario, onírico, geométrico, todos estos universos se entrelazan y alimentan su creatividad así como su deseo de invitar a soñar y escapar de lo conocido...
Visite el sitio web de Dimikev:
2024: Julie Frilley - Esculturas de barro
Ceramista plástico “escultor*”
*Escultora: Inventó este término para definirse y evocar su obra. A veces las palabras clásicas carecen de dinamismo o simplemente resultan aburridas. Ésta, en cambio, evoca potencia, solidez, porque la escultura requiere compromiso físico y energético. ¡En su trabajo levanta, mueve, manipula kilogramos, toneladas de materiales!
Por eso fusionó los términos "escultura" y "culturista"... ¡y además le da un toque de humor! Formada en escultura Terre et Pierre en Gard en 2000, eligió Ariège como terreno para desarrollar su expresión artística. Su material principal es el gres en diversas presentaciones, aunque el metal empieza a ganar terreno en sus diseños.
Apasionada por los lugares insólitos y los páramos industriales tragados por la naturaleza, descubre tesoros metálicos en fábricas abandonadas o en chatarrerías. Le gusta jugar con los contrastes: la rugosidad de la chamota cruda, la suavidad, la textura, las engobes de colores, el metal oxidado y dentado...
Todas sus obras son piezas únicas, esculpidas y talladas a partir de la masa. Las arcillas que utiliza son muy chamotadas, lo que le permite realizar piezas de gran tamaño que coce en una sola cocción a 1250 grados, lo que las hace resistentes a las heladas.
Visite el sitio web de Julie Frilley:
2023 : Betty Damestoy: una artista muy de «flor azul»
¿La doble pasión de Betty? Las plantas y el cianotipo.
Se trata de una técnica de impresión fotográfica que data de la primera mitad del siglo XIX y permite obtener una copia en negativo de un objeto sobre un fondo «azul de Prusia», también llamado «azul cian», un pigmento con una profundidad incomparable.
La exposición al sol de la instantánea permite revelar la imagen impecable sobre el soporte azul intenso. Fue un científico inglés, John Frederick William Herschel, quien descubrió de manera fortuita las propiedades fotosensibles de las sales de hierro contenidas en el famoso azul de Prusia (sensibilidad a los rayos ultravioletas).
¡La relación entre el cianotipo y la botánica es una vieja historia de amor!
Anna Atkins, botanista británica y amiga de John Herschel, se interesó muy pronto por este procedimiento, que utilizó ampliamente y ayudó a dar a conocer a través de sus trabajos (sus obras son auténticos herbarios).
En cuanto a Betty, realiza sus tiradas sobre tejido para lograr la confluencia entre la fotografía y el material textil, y dotar sus obras de una textura muy especial. Al abrigo de la luz, cubre su tejido con una mezcla fotosensible antes de depositar en él las plantas que desea magnificar, mientras una placa de vidrio mantiene sujeto el conjunto. A continuación, llega el momento de la «insolación», es decir, la exposición a la luz solar para que actúe el compuesto fotosensible. Por último, llaga la «revelación»: para evitar que la imagen acabe poniéndose amarilla y oscureciéndose, realiza baños de agua con vinagre de forma sucesiva hasta que el agua sale clara.
¡Venga a descubrir las obras exultantes de poesía de Betty!
